Los toneles se empezaron a utilizar en la Galia, en aquel momento, los vitivinicultores de la época notaron que la estancia del vino en contacto con la madera, cambiaba significativamente las características organolépticas del mismo. El vino seguía sin conservarse en envases de vidrio.
No fue hasta mediados del S. XVII cuando un cortesano inglés, Sir Kenelm Digbi inventa la primera botella tubular capaz de contener vino para ser almacenado. Esto fue en el año 1662, tres años después moriría este genial filósofo inglés, quien era apodado como “the magazine of all arts”. La botella que inventó se fabricaba de manera artesanal y en el cuello llevaba un disco de gran tamaño (el gollete de hoy pero más grande), el cual servía para atar el tapón y de este modo evitar pérdidas de vino. La botella de Sir Kenelm fue bautizada como “botella a la manera inglesa”. Los bodegueros de Burdeos, a principios del S. XVIII envasaban en este tipo de botella sus claretes. Los holandeses llamaron entonces a estas botellas “bordelesas”, y así ha quedado hasta nuestros días.
Las botellas fueron perfeccionadas con el paso del tiempo, permitiendo el almacenamiento en horizontal y elaborándose de manera industrial, abaratándose el coste de fabricación.
Las materias primas utilizadas en la fabricación de botellas de vidrio son estas:
- Arena:
- Carbonato sódico.
- Caliza.
- Dolomita.
- Elementos reductores.
- Elementos colorantes.
- Cascos de vidrio reciclado.
En cuanto a las formas, los envases más conocidos son:
- Franconia o Caramayola.
- Bordelesa o Burdeos.
- Borgoñesa o Borgoña.
- Rhin.
- Chianti.
- Jerezana .
- Champagne o Cava.
- Tokay.
- Tipo Amarras.
- Tipo Taberna.
- Magnum: 1,5 Litros.
- Doble Magnum o Jeroboam: 3 Litros.
- Rehoboam: 4,5 Litros.
- Mathusalem: 6 Litros.
- Salmanazar: 9 Litros.
- Balthasar: 12 Litros.
- Nabbuccodonosor: 15 Litros.
- Salomón: 18 Litros.
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